martes, 22 de junio de 2010

Las "Trufas" de El Salvador


Las Trufas de El Salvador
Mucho se habla de las famosas trufas europeas, aquel hongo que se encuentra en las raíces de enormes árboles tales como robles, castaños y nogales que pueblan los bosques húmedos de varios países del viejo continente. Este codiciado producto puede llegar a venderse por miles de euros, el hecho de ser un ingrediente que no puede cultivarse y que solamente crece de forma silvestre, aumentan su precio y su rareza. Característicos por su intenso sabor, se utilizan para platillos de alta cocina, engalanando los banquetes de los afortunados que tienen la oportunidad de paladear este ingrediente.

Pero, ¿a qué viene toda esta historia, y especialmente, por qué el titulo de este artículo? Bien, todo esto lo menciono porque nosotros también tenemos la fortuna de contar con un producto similar, tal vez sin la fama y el valor que el resto del mundo le da a la trufa, pero con todas las características para poder denominarlo como “La Trufa de El Salvador”: El Tenquique.

Antes era únicamente conocido por las personas habitantes de las zonas altas y boscosas del país, quienes tenían la fortuna de encontrarse con estos hongos que crecen en el tronco podrido del árbol de Guachipilín (Crotalaria longirostrata), propio de la Cordillera del Bálsamo y demás zonas altas y húmedas. Con el auge de la gastronomía en El Salvador, algún “travieso” tuvo a bien inventar utilizar el ingrediente de una manera diferente, dándole un giro gourmet, y comenzando así, el nacimiento del Tenquique como un producto codiciado en la gastronomía nacional.

En mi caso, mucho había escuchado hablar del extraño hongo, y desde que escuché hablar de él, se me hizo la idea de llamarlo de la forma en que denomino este artículo. Mas nunca había tenido la fortuna de conocerlo físicamente, ni mucho menos comerlo. Mi primer encuentro con el Tenquique fue mera casualidad. Caminábamos con mi familia y un grupo de amigos por las calles de Ataco, cuando entre los aguacates, pitos, flor de izote y hojas de huerta que descansaban tranquilamente en el canasto de una anciana vendedora, vi que asomaba un producto poco familiar para mí. Sus raíces terrosas, la característica forma de “charra” y su color café, me indicaban que podía haber encontrado aquel producto que siempre quise conocer. Después de confirmarlo con la señora vendedora, formulé la pregunta de rigor: ¿Cuánto cuestan? “A doce el puño” Contestó. Impresionado por el precio, me hizo pensar que la fama emergente de los Tenquiques ya había tenido efecto en su precio, pero que para mí lo valían. Después de varios minutos de regateo por un lado y argumentos por el otro, le pedía que me vendiera “medio puño” pero se negaba. Al fin llegamos a un acuerdo: “Vaya pues, llévese a seis el medio puño”. Total, a mi no me interesaba la cantidad, sino tener un poco del producto para poder “experimentar”.

El día siguiente felizmente me dispuse a “travesear” con mis nuevos juguetes, los corté en julianas, los salteé en mantequilla y ajo, y terminé con un poco de crema y cilantro finamente picado. ¡Sencillamente deliciosos! Textura gomosa, más duros que un hongo normal, especialmente la parte del tallo. Un predominante sabor terroso, que cambia a una nota de madera, que recuerda el origen del producto. ¡Un sabor único!

El día de ayer tuve una grata sorpresa al llegar a la panadería después de clases: Juan Carlos, uno de los panaderos que trabaja en nuestro negocio, se tomó la molestia de adentrarse en los bosques de San José Villanueva para traerme un buen poco de Tenquiques, y de la misma manera que Andy, el protagonista de Toy Story utilizaba su imaginación para jugar con Woody y su pandilla, comencé a imaginarme la infinidad de platos que puedo crear con tan preciado producto, que espero tengan la fortuna de probar y utilizar, pero ante todo, sentirse orgullosos de contar con un producto de la talla de la trufa europea.
¡Hasta la próxima!

1 comentario:

  1. Yo los prepare en crema! Exquisito, tienen el sabor pero les falta olor, probaste alguna otra forma de prepararlo

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